El placer de aprender un idioma
Sabemos que para poder hacer algo bien tiene que gustarnos hacerlo. Aprender un idioma no es excepción. Muchas personas me dicen que estudiaron inglés durante años pero no pueden hablar. O que manejan lenguaje técnico sin problemas pero a la hora de enfrentar situaciones sociales cuando viajan o trabajan, sobrevienen todas las dudas y la imposibilidad de moverse con soltura en lengua extranjera. Quizás el secreto para que todo eso sea diferente sea realmente conectarse con el idioma: desde el grupo de aprendizaje, desde las dinámicas, desde los temas propuestos. Los enfoques interculturales de aprendizaje de idiomas te proponen hablar de diferentes lugares del mundo, interesarte por lo parecido y por lo diferente, explorar variedades de la lengua inglesa, entender diferentes acentos, hacer tuyo el vocabulario, las expresiones idiomáticas, la lengua viva como la habla la gente en entornos reales, no idealizados. A eso le sumaría hoy decirte que aprender un idioma es casi una práctica meditativa: implica conectarte con vos plenamente para luego hacer conexión con otras personas en interacciones fructíferas, fluidas y no forzadas. Después de todo, si aprender el idioma es placentero, sentírás mayor motivación y alegría al asistir a clases y prácticas y todo será más fácil.